La neuritis óptica, también conocida como neuritis retrobulbar, es una enfermedad caracterizada por producir la inflamación del nervio óptico y, como consecuencia de dicha inflamación, puede ocasionar la reducción o pérdida de vista en el ojo, ya que éste no puede transmitir las imágenes a través de los impulsos nerviosos desde el propio órgano hasta el cerebro.
La neuritis óptica es una de las lesiones más comunes que afectan al nervio óptico y que ocasionan la pérdida de la vista. Afortunadamente es fácil de tratar.
¿Cuáles son los síntomas de la Neuritis Óptica?
Entre los síntomas más habituales de la neuritis óptica se encuentran la pérdida brusca de visión de un ojo en un periodo corto de tiempo (horas) o la aparición de alteraciones en la pupila. Es habitual sufrir alteraciones en la percepción de brillos, así como una disminución de la posibilidad de ver los colores, que impide distinguirlos.
Es común en aquellas que sufren neuritis óptica el experimentar dolor al intentar realizar movimientos con el ojo. Si bien lo más habitual es que afecte a un solo ojo, no es nada extraño que pueda afectar a ambos.
¿Cuáles son las causas?
Es cierto que en la mayoría de ocasiones no hay una causa concreta, pero sí puede haber varios factores que contribuyan a explicar su aparición. Así, enfermedades autoinmunes como el lupus o la enfermedad de Behcete serían la causa de una neuritis óptica autoinmune. Estas enfermedades producen un fallo en el sistema inmune y terminan atacando al tejido de los nervios de los ojos.
También hay enfermedades que ocasionan una desmielinización, en las que las fibras nerviosas van eliminado capas de la mielina que las aísla, y permite la conexión nerviosa. Una de las más severas enfermedades que ocasionan la inflamación del nervio del ojo es la esclerosis múltiple. De hecho, en la actualidad, se puede afirmar que suele ser una de las primeras alarmas para detectar la esclerosis múltiple, ya que aparece en más de un 25% de los afectados de esta enfermedad.
El sexo femenino es más propenso que el masculino a padecerlo y la edad en la que suele aparecer se sitúa por encima de los 20 hasta los 50. Para su tratamiento encontramos múltiples opciones, aunque es común el uso de esteroides, aunque en muchas ocasiones remite por sí misma.
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